cómo responder un correo a un cliente


La historia se hace todos los días...

El aviso de la llegada de un correo asoma por mi teléfono a las 7:30 de la mañana.

El sonido característico de una tecnología que en un microsegundo, te dice desde otro punto del planeta, que alguien tiene algo que comunicarte, se hace presente en el pequeño, pero eficiente aparatito

“–Buen día” –empieza la comunicación textual.

“–Quisiera conocer su dirección y teléfono, para concertar una cita, el día de hoy.”

Apresurado y algo nervioso, me dispongo a contestarle:

–Estimado Sr. Alcántara. Me es grato que se haya comunicado con nuestro estudio. Nuestra teléfono es (502) 3010-1835, pero si lo prefiere, puede enviarnos el suyo de tal manera que nos comuniquemos con usted para concertar un cita y visitarle. Atentamente…

Esa mañana, al ver por la ventana del estudio, las nubes por esta época se acumulaban en trozos de algodón, un algodón alcanzable que uno bien podría rasgar de ser tal cosa posible.
El sonido de los buses que echa peste por los escapes, las bocinas acumuladas de los vehículos, las prisas de los transeúntes anónimos y de caras desconocidas, eran el río cotidiano de esa mañana. Después del respectivo desayuno de 10 minutos, nos reunimos, el equipo y yo, en el estudio. 4 tareas del día por asignar, 2 pendientes por resolver, 3 proyectos por concluir, 2 propuestas de diseño por entregar, etc, etc… De eso se empezaba a llenar nuestra concentración cuando Susana, el brazo derecho de nuestro estudio, nos lee el correo que le llegó a las 7:30 de la mañana. Ya le respondí –le digo.

nuestro trabajo

–¿Por qué lo haces sin que lo discutamos antes? –me recrimina.

–Bueno, perdona pero es que no hay nada que discutir. La respuesta que he dado a ese correo es simplemente por cortesía. Lo podemos discutir ahora, pero creo que respuestas inmediatas las merecen todos.

–Tienes razón, ahora veamos de qué se trata. El teléfono suena, Susana contesta tan rápido como suele hacerlo cuando tenemos la dicha de que no esté en alguna reunión.

–Aló buenos días… –Dice. –Perfecto! Con mucho gusto… Si… No… Claro que sí…! Esperaré su correo para darle una respuesta lo más pronto posible. Por supuesto… Si… Con gusto! Está bien! Ha sido un placer, claro que sí, hasta luego –Susana cuelga el auricular.

Me sonríe. Buena noticia. Veo que su cerebro zumba, sus ojos se mueven, piensa. Casi veo los chispazos eléctricos en su cerebro. Nerviosismo el de ella, ahora el mío.

–En fín, quién era? –le pregunto alterado.

–La persona que escribió temprano –se prepara para disparar.
Quiere un proyecto web, que no le importa cual es el costo, que los requisitos son que sea funcional, tanto en computadora como en los móbiles, minimalista y bien hecho estéticamente. Tiene que ser bilingüe porque se lo va a mostrar a sus clientes más importantes en los Estados Unidos. Lo quieren administrar ellos y necesitan capacitación para dos personas, que nos tomemos el tiempo necesario para hacerlo bien, que no tiene fecha específica, pero nos avisa si hubiera algún cambio. Que nos manda todos los detalles por correo y que le enviemos una propuesta técnica y otra económica, ambas por separado, que le interesa mucho la propuesta técnica, pues de eso depende asignar a los técnicos que van a recibir la capacitación.

–Y qué le dijiste?

–Pues que si, que me parece bien y que esperamos los detalles para trabajar las propuestas que me pidió.

Susana hablaba rápido, no era su costumbre profundizar en los detalles, pues ella como yo, sabíamos que los detalles saldrían en el momento de trabajar la propuesta técnica: español-inglés, auto administrable, minimalista, web app, diseño adaptable para móbiles… uuuf! Era bastante lo que habría que trabajar, pero nos encantó desde ese momento. Sabíamos que eran de los retos que estábamos esperando todos los días, nos pondríamos un deadline, aunque no tuviéramos fecha para entregarlo, pues nos gusta terminar nuestro trabajo, siempre lo más pronto.

Una vez que llegaron los detalles del proyecto, me puse manos a la obra, mientras el equipo continuaba con los pendientes. Sabía que este cliente no era de los que dudaban, por una parte me gustaba la seguridad con la que pedían las cosas, muy directos, completamente claros de sus propósitos y necesidades, una empresa guatemalteca con buenos líderes al frente. Una vez hecha la investigación de fondo en la web y habiendo estudiado el documento que nos enviaron, el próximo paso era la entrevista personal con ellos, conocerlos personalmente, y aquí quiero detenerme sobre este aspecto.

El conocimiento entre las personas, viéndose a los ojos, saludándose, conociendo su medio ambiente, escuchando lo que tienen que decir, sus emociones, sus gestos en la plática, su conversación, es un modo muy hermoso de comenzar una buena relación, cualquiera que ésta sea, pues es la única manera de hacer a un lado los prejuicios de los que padecemos los seres humanos, sobre todo la inseguridad o la timidez.

No hay mejor forma de conocer una empresa que conociendo a quien la dirige, profundizar sobre los deseos de un dueño, gerente, presidente o director, es profundizar sobre las necesidades, metas y objetivos de una empresa, saber de sus métodos de producción, su modelo de negocios, su posición en la economía del país al que pertenece, sus objetivos, su mercado y lo que pretende para el futuro…

–Vaya! –dije en voz alta, llamando la atención de mi equipo.

–Disculpen, estoy pensando en voz alta... No me hagan caso! –Les dije.

Cualquiera diría que hay que profundizar demasiado, sin embargo, todos estos datos estratégicos son de una enorme riqueza para cualquier proyecto gráfico que se haga, pues en dichos proyectos subyace la imagen de la institución, la cual estratégicamente, es su vehículo para llegar al éxito, y es aquí precisamente, donde nosotros hemos sabido trabajar las necesidades de las empresas, por eso, sin ser pretenciosos, nuestros clientes se manifiestan con mucha satisfacción a la hora de ver realizado nuestro trabajo, y cuando la luz de un nuevo cliente nos alumbra, nuestros nervios se ven alimentados energéticamente por esa nueva presencia.

 En pocas palabras, conociendo a las personas, se conoce lo que está detrás de ellas, que son ni más ni menos, sus ambiciones y sus empresas.

Ya podrán imaginarse el buen resultado que tuvo nuestra relación, la cual nos acompañó por muchos años. Circunstancias económicas y políticas de la región, impidió que esta empresa existosa mantuviera su ritmo de crecimiento y el destino nos deparó un camino diferente, sin embargo, crecimos mucho con esa experiencia, y aún hoy, cuando tenemos la suerte de encontrarnos con esos líderes, la satisfacción y el gusto surge de los gestos en sus rostros, y sale de inmediato, el recuerdo que ha consolidado una simple moraleja: Nunca dejar de responder un correo, aunque la respuesta encierre solamente la cortesía, cuestión muy importante para los seres humanos.

nuestro trabajo

¿Qué aprendimos de esta relación?



1. Hacer ganar a nuestro cliente con un trabajo eficiente, puntual, mucha calidad y entrega.

2. Aprendimos que no se cobra por el proyecto. Se cobra por los años de aprendizaje, por los años de experiencia, por el profesionalismo y la entrega. Es un enorme esfuerzo realizar cualquier diseño gráfico y vale la pena la inversión.

3. Cuando el cliente nos dijo que no importada el costo del trabajo, no perdimos la perspectiva de sus necesidades . En el producto final está su beneficio, y aunque el costo no fue lo que esperábamos para nosotros, su fidelidad fue más que suficiente, pues sobre lo material no descansan los pilares de la humanidad, sino sobre su relación humana más profunda y la confianza de que, quien lo apoya, sabrá guiarlo por el camino del éxito.